Miles de personas viajan a Sudamérica en el verano austral para escalar la cordillera, pero cada vez hay más accidentes
Para muchos viajeros en busca de una experiencia llena de adrenalina no hay mejor destino en el verano austral que ir a hacer turismo aventura a la región de la cordillera de los Andes, un paraíso natural lleno de lagos y montañas.
Sin embargo, lo que para la mayoría de los turistas resulta ser una vacación inolvidable, para algunos termina siendo una pesadilla.
Tal es el caso de los cientos de extranjeros que todos los años deben ser rescatados de las montañas debido a accidentes o problemas de salud registrados durante sus actividades al aire libre.
El diario chileno El Mercurio informó recientemente que al menos 30 turistas han perdido la vida durante esta temporada estival mientras practicaban actividades deportivas en ese país.
Según la Armada chilena, las principales causas de los decesos fueron "la imprudencia temeraria o el consumo de alcohol".
En tanto, en la vecina Argentina, al menos cinco extranjeros murieron entre diciembre y febrero mientras trataban de escalar el Aconcagua, la montaña más alta del continente.
Sin controles
El responsable del Parque Provincial Aconcagua, Daniel Gómez, director de Recursos Naturales Renovables de la provincia argentina de Mendoza, dijo a BBC Mundo que en los últimos tres años las autoridades han tenido que realizar entre 200 y 230 evacuaciones de turistas que quedan atrapados en altura.
Se estima que unas 7.500 personas, en su mayoría extranjeros, llegan todos los años para ascender al cerro, una cifra que triplica el número de visitas de hace una década.
Según los guías de montaña, los escaladores buscan cada vez mayores riesgos, lo que los puede poner en peligro.
Gómez admite que las autoridades no imponen exigencias o restricciones a los andinistas antes de emprender su aventura, por lo que no es posible constatar si los turistas cuentan con el equipo o el entrenamiento necesarios para realizar el ascenso sin poner su vida en jaque.
"El andinismo es un deporte de alto riesgo y tiene que ver con una elección personal", justifica Gómez.
Sin embargo, el funcionario acepta que quienes se dedican a resguardar la seguridad de los escaladores están cada vez más preocupados por los costos que implican los arriesgados rescates en alta montaña.
¿Incentivo al riesgo?
En ese sentido, Gómez informó que en 2012 Argentina comenzará a exigir que toda persona que quiera escalar el Aconcagua contrate a un guía privado o a una empresa que lo acompañe.
Sin embargo, el funcionario aseguró que esa ayuda no prevendrá del todo los accidentes.
"Los imprevistos ocurren, haya un guía o no. Pero ayuda mucho al equipo de rescate contar con alguien entendido, que pueda ayudar a localizar a los heridos", afirmó.
Por ahora, los trabajos de rescate son solventados por los ingresos generados a través de la tarifa que se paga para ingresar a la zona de montañas.
Los andinistas abonan US$750 para realizar el ascenso, mientras que las otras 120.000 personas que visitan el Parque Provincial Aconcagua para realizar caminatas y otras actividades pagan entre US$175 y US$37,5 por los diversos "trekkings".
Gómez señala que existen debates entre los expertos en montañismo respecto a si brindar ayuda de forma gratuita aumenta el nivel de riesgo de quienes realizan la actividad.
"Hay quienes afirman que se le debería cobrar a los propios rescatados, como se hace en algunos países", dijo.
No obstante, por ahora el país planea mantener su política vigente, y apunta a fomentar la prevención a través de la colaboración con las entidades privadas que trabajan con los turistas.
"Lo importante es recordar una cosa: no hay que perderle el respeto a la montaña". Un simple lema que -en su opinión- podría salvar muchas vidas.
Fuente: http://www.el-nacional.com
Por: M.Marques
milton@mxb.com.br
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