Es un deporte que gana adeptos, pero tiene sus riesgos muchas veces subestimados. Guías platenses sugieren cómo reducirlos
El último episodio dramático sucedió esta semana, en el glaciar Viedma: un guía argentino de los más experimentados del país, su ayudante y un turista mexicano quedaron varados en medio de una tormenta. Aunque alcanzaron a dar las coordenadas de su posición, el clima dificultó el rescate. El turista mexicano falleció por hipotermia y los dos guías fueron rescatados finalmente ayer, en el marco de un dificultoso operativo por tierra (ver aparte). En momentos en que el montañismo vive una época de auge -impulsado por la difusión de los deportes de aventura y el desarrollo de más servicios para andinistas- los episodios dramáticos vinculados a su práctica irrumpen con más frecuencia en el centro de la escena. Quienes los practican y lo conocen saben que es una actividad que conlleva un margen de riesgo. Pero también entienden que, en medio del auge que vive la actividad, muchos montañistas subestiman las exigencias de la montaña.
Sólo en el Aconcagua, cada año, entre 6.000 y 7.000 andinistas de todo el mundo se dan cita con la intención de llegar a la cumbre, un objetivo que sólo logra el 30%. Javier Robello es platense y desde hace 12 años se desempeña allí como guía de montaña. Y reconoce que -independientemente de las razones que produjeron los últimos episodios trágicos- en el marco del auge de la actividad, se producen situaciones que no contribuyen a reducir los peligros de un deporte de por sí riesgoso.
"Uno de los problemas que enfrentamos con frecuencia los guías es encontrarnos con montañistas que no hacen un balance acertado entre lo que pretenden lograr y lo que les permite alcanzar su experiencia y su estado físico. En estos casos, el guía es puesto a prueba: explica cuáles son los límites y puede apoyarse en el diagnóstico del cuerpo médico que trabaja en el lugar. Pero hay otros picos donde no hay cuerpo médico y explicar las limitaciones se hace más difícil", dice Robello.
También se generan situaciones de tensión, "cuando una situación climática obliga a esperar, pero el andinista no tiene tiempo para hacerlo, porque viene de lejos y la fecha de los pasajes de regreso no se lo permite. Estas situaciones ponen a prueba a los guías, que si son experimentados pueden lidiar mejor con ellas. Pero provocan desilusión en los turistas y pueden motivar quejas, por eso a veces para los guías puede resultar difícil ponerse firmes".
Del mismo modo, los guías que trabajan en la montaña destacan que muchas veces los montañistas llenan las fichas de datos que les entregan en las agencias que les venden los viajes con información falsa acerca de su experiencia o el grado de preparación: "lo que no advierten es que los datos que falsearon saltan a la vista al rato de iniciada la marcha. Y esto genera muchas veces que los grupos que se forman sean muy desparejos en cuanto a rendimiento".
SUGERENCIAS
¿Cómo minimizar los riesgos de una incursión en la montaña?: si se trata de un pico exigente, como el Aconcagua, lo ideal es preparar el viaje con mucha antelación, sugieren los expertos. Por lo menos un año antes, durante el cual se pueda -además de hacer un entrenamiento físico intensivo y conforme a un plan- hacer alguna o varias incursiones previas a picos con menos exigencia y concurrir a alguna palestra si se carece de experiencia.
También recomiendan estar muy atentos a la empresa que se contrata: en tiempos de auge de la actividad se multiplican -sobre todo por Internet- las ofertas de excursiones y no todas ofrecen la misma clase de servicio. En ese sentido, la recomendación de los guías es la de comparar los servicios de unas y otras, considerar la antigüedad de las empresas en la actividad y sobre todo, los profesionales con los que trabajan.
"Las empresas más serias incluyen en su información de Internet una sección de 'staff' que contiene el currículum y la especialidad de cada uno de sus integrantes (escalada, travesía, etc). Se puede contratar también el guía aparte, solicitando información a las dos asociaciones que nuclean a los guías de todo el país: la Asociación Argentina de Guías Profesionales de Montaña, con sede en Mendoza (http://www.aagpm.com/ ) o la Asociación Argentina de Guías de Montaña con sede en Bariloche (http://www.aagm.com.ar/ ). Otra recomendación básica es priorizar a los guías con domicilio en el lugar, que conozcan muy bien la zona", recomiendan.
Fuente: http://www.quilmespresente.com
Por: M.Marques
milton@mxb.com.br
Nenhum comentário:
Postar um comentário