segunda-feira, 29 de agosto de 2011

Cotopaxi (volcán)

  • Tipo: Estratovolcán
  • País: Ecuador
  • Coordenadas: 00°40′S 78°26′O / -0.667, -78.433
  • Altitud: 5.897 msnm
  • Cordillera Andes
  • Primera ascensión 1872 por Wilhelm Reiss 
Modelo digital del Cotopaxi.Archivo
Cotopaxi es un volcán de Ecuador. Con una elevación de 5.897 metros es el segundo de más altura del país (siendo precedido por el Chimborazo) y uno de los volcanes activos más altos del mundo (el volcán activo más alto es el Ojos del Salado en la frontera entre Chile y la Argentina). Está situado 50 km al sur de Quito.
Las últimas erupciones registradas fueron en 1877 y 1904, y tuvo alguna actividad en 1942. Actualmente se registran incrementos en su actividad volcánica desde el año 2003; siendo éste el año con mayor actividad reportada.

El Cotopaxi desde Illiniza.

Etimología
Mucho se ha especulado sobre el significado de la palabra "Cotopaxi", pero no existe ningún estudio sistemático sobre las lenguas preincaicas extintas del Ecuador. No se conoce ni siquiera la familia a la que pertenecían las lenguas de la sierra central, mucho menos cómo eran o qué significaban sus topónimos.
 
Registros históricos de erupciones
Existen varios relatos que describen las diferentes erupciones del Cotopaxi. Entre los años 1535 y 1550, Pedro Cieza de León dio a conocer en sus crónicas que en las cercanías de Mulaló y por referencias de los naturales, el volcán había "reventado" o "echado" una gran cantidad de piedras y ceniza, tanto que destruyó muchos pueblos. Esto es confirmado por el religioso Juan de Velásco quien igualmente narró esta erupción.

Refugio Jose F. Ribas 4800 mts.
También existe una narración de Dionisio de Alcedo y Herrera en su "Descripción de la Presidencia de Quito" donde hace mención a la "reventazón" ocurrida en el año de 1698. A partir del siglo XVIII, se han recabado otras emisiones de este coloso. Para el caso la "Historia del Reino de Quito" del Padre Velasco donde se expresa: «Quiso entonces darse a conocer mucho más famoso y terrible que los Etnas, y los Vesubios. Dio principio con espantosos y continuos bramidos y con arrrojar pirámides de humo, costumbre con que quedó hasta estos últimos tiempos. Las prolongadas lenguas de fuego, peñazcos encendidos, en todas las erupciones ha echado agua, solo comparables con la inmensidad del mar».
 
Sobre la erupción del 6 de junio de 1742, afirma «No hizo daño particular con terremotos, pero si con la venida de aguas, que robaron muchas haciendas, ganados, molinos y algunas casas del Barrio caliente del asiento de Latacunga. Las cenizas, arena y menuda piedra, ocuparon muchos centenares de Leguas, en circunferencia, circunstancia que se observa en todas sus erupciones».

También es registrada la erupción de 1743: «Fue precedida no solamente de bramidos e incendios por la boca, sino del fenómeno más raro que se observo en todo el monte. Déjose ver todo interior encendido, no de otra suerte que de un farol, transpirando por millares de grietas y aberturas, el océano de sus interiores llamas. Tampoco hizo daño con terremotos y la grande erupción hizo de solas aguas, causó menores daños por estar ya robados los ganados y los haciendas de sus anchurosos cauces».
 
Ascención Cotopaxi
En la erupción del 30 de noviembre de 1744 el sacerdote relata: «La portentosa e increíble inundación de agua, que arrojó constantemente toda la noche, creyeron a los principios que era toda la nieve del deshecha, con haberse caldeado el monte; porque se dejó ver al otro día todo limpio de ella»; posteriormente menciona: «Cuando sobreviniendo las aguas, se lavó el monte de la ceniza y la arena que lo cubría y descubrió toda su nieve empedernida, a excepción de la gran calle que abrió desde la boca hasta su pie. Este cauce era profundo y de más de una legua de ancho, el cual no se vistió de nieve por algunos años». Por otro lado añade: «Bajando de aquel cauce, formó al pie un mar Mediterráneo de muchas leguas, profundísiomo, entre montañas y cordilleras, con estrechos desahogos. desde aquí se dividió rompiendo en nuevos desagües», además es importante mencionar otros datos que el sacerdote aporta: «La parte del Sur no fue la mayor de las tres y ocupo no obstante más de una legua de anchura, en terreno quebrado y profundo. Subió su innundación hasta la plaza mayor de Latacunga y tuvo rodeados a los cuarteles de las casas , entrándose en ellas por puertas dejando en las calles pedrones de hielo arrancados al bajar del monte».
 
El Cotopaxi.
Asimismo, existe otro relato con respecto a la erupción de 1746 donde se expresa: «La inundación que corrió por parte de Latacunga, causando los mismos estragos que la vez anterior, no solo subió hasta la plaza mayor, sino que se robó todo el barrio caliente».
 
Este siglo en particular tuvo una gran actividad volcánica, pues son calculadas alrededor de 50 las explosiones registradas por el Cotopaxi. El siguiente relato es del año 1766: «Causó la inundación menos estragos, porque no halló sino ruinas en el lugar y desiertos en sus antiguas campiñas y heredades. Subió, como otras veces hasta la plaza y se llevó las deshechas reliquias de todo el barrio caliente. Después de un desahogo tan grande, no sesaron hasta el fin de año sus bramidos y sus nuevas amenazas, con enormes lenguas de fuego envueltas en densos y elevadísimos plumajes de humo».

El Cotopaxi desde la panamericana
 
En el año de 1768 ocurrió la erupción que, según se dice, es la "más terrible de todas"; esto ocurrió el día 4 de abril de dicho año: «Parece en no teniendo en que cebarse el distrito de Latacunga quiso hacerse ostentación de su fiereza en los países mucho más distantes. Llegaron sus cenizas y parte de los estragos, por el norte hasta Popayán y por el poniente hasta la costa del mar de Guayaquil. El terremoto que causó ese día generalmente, cosa que no sucedió las otras veces, fue muy fuerte en la ciudad de Quito y en otras más distantes y tan grande la oscuridad y lobreguez, que a las nueve de la mañana se encendieron en Quito muchas luces para las casas y calles, salieron los soldados con faroles para guardar la ciudad, que la iban desamparando y apenas pudieron andar, porque sorprendidos aun los caballos, no querían dar paso». Continúa su relato exponiendo que del volcán salían rocas incandecentes que «iluminaban las montañas circundantes y los valles».
 
Fuente: http://es.wikipedia.org
Por: M.Marques
milotn@mxb.com.br

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